Wednesday, May 23, 2007

La dualidad del gato


El gato doméstico es una contradicción.

Ningún otro animal ha desarrollado una relación tan íntima con el hombre y, al mismo tiempo, ha exigido y ejercido tal independencia de movimientos y de acción.

El gato lleva una doble vida…
En casa es un gatito ya crecido que mira imperturbable a sus amos quienes lo cuidaron y mantuvieron hasta en sus brazos. Pero cuando se va de juerga es todo un adulto, es su propio jefe y hasta una criatura salvaje, de vida libre, avispado y autosuficiente, entonces sus protectores humanos quedan por completo en el olvido. Aunque después retorna a casa y vuelve a ser un gatito cariñoso y “sociable”. De salvaje a doméstico y viceversa, sin duda observar a este animal es algo fascinante.

El gato se considera perteneciente a dos especies.
A su familia gatuna por una parte (madre y hermanos gatitos) y al hombre (familia que lo adopta) sobre quien logra apego; entonces el gato se vuelve Bi-mental: físicamente es un gato, pero mentalmente es a la vez felino y humano.

A pesar de no ampliar su servicio al hombre en toda una historia (cazar ratones y ser compañía) como el servicial perro (quien es desde guardián, hasta lazarillo de personas discapacitadas), el gato ha sabido mantenerse en el lugar más alto de nuestras preferencias, siendo incluso la fascinación y adoración de muchas personalidades femeninas. Tan selecta podría ser la elección de este acompañante felino, que existe una diferencia sexual a la hora de preferirlos como mascotas. La autosuficiencia felina y su individualismo los hace predilecto de mujeres, mientras que el perro corresponde más a la mentalidad “de manada” del hombre. Es cosa de observar nuestros ancestros, hombres cazadores en grupo v/s mujeres recolectoras de alimento y cuidado de niños, condición un tanto más solitaria.
Los lobos (antepasados salvajes de los perros) también cazadores en manada concuerdan con la manifestación grupal del hombre, por lo que el perro actual mantiene también algo en común con el hombre actual.

Si bien hay diferencias entre los amantes felinos con los amantes caninos, la personalidad del gato concuerda con nuestra personalidad cambiante. A veces queremos sentirnos aceptados en grandes grupos, socializamos y necesitamos ser el centro de bulla circundante, más otros momentos padecemos estados de ánimo tan felinos, que deseamos estar solos y callados, completamente ausentes…